¡Luego no quieren que me enoje!
Desde hace tiempo tenía que solicitar el título de la UABC (me he tardado más de la cuenta) para que de esta manera me puedan dar el titulo de la maestría en España, pero siempre por desidia, lo dejaba para “luego”.
A inicios de este año, haciendo un tremendo esfuerzo, me decidí: Sacaría todos los documentos necesarios y haría TOOOOOOOODOS los trámites para obtener ese papelito.
Aunque mis estudios los hice en Mexicali, intenté hacer el trámite desde Tijuana, sin embargo “la amabilidad” que caracteriza a las de Servicios Escolares en esta ciudad me hizo desistir. Sin embargo, organizada, decidida y sobre todo “enfocada” en mi propósito, fui compilando todos los documentos que se requerían. Al final de todo dejé lo de las fotos-con-blusa-clara-no-escotadas-sin-retoque-maquillaje-y-peinado-discreto.
Por supuesto que para sacarme la foto tenía que ir a que me peinara mi Divo, quien no me perdonaría que su “creación” (corte de toda la vida) se viera mal en las fotos “más importantes de mi vida profesional”. Así que adecuándome a su agenda, decidí ir un sábado (extremadamente temprano para mi gusto) para alcanzar a tomarme las fotos con la piel y ojos descansado por la recuperación de un sueño profundo.
Entre el peinado (discreto) y el maquillaje (más que discreto) me pasé media mañana en la estética, pero ya estaba lista y ya tenía mi “cita” [así lo escribieron en un papelito] para la foto. No quería hacer ningún movimiento para no despeinarme y arruinar con eso mi inversión. El fotógrafo hizo su profesional trabajo, muy seguro de sí mismo, y expresando su amplia experiencia en tomar las fotografías para el título de la UABC me cobró como si además me hubiera peinado y pintado. El lunes siguiente fui por las fotos y ya tenía todo listo para el logro de la misión.
Llegó el día en que pude ir a Mexicali a realizar mi trámite, hice mis filas respectivas: fila para tomar un número de atención, fila para pagar, fila pare recoger una documentación, fila para hacer fila, etcétera. Pero por fin llegué al mostrador, yo como siempre súper organizada, llevaba TODOS mis papeles en orden, con hojas-transparentes-protectoras para que nada les pasara a mis valiosos documentos y mis fotos carísimas.
La chica revisa mi documentación y con cara de qué-demonios-te-pasa-,-por-qué-me-traes-estas-fotos, me dice:
— Estas fotos no sirven.
—(¡!!!¡¡!¡!¡¡!¡!¡!).—Yo con mi cara de “What” no daba crédito a lo que estaba escuchando. — ¡¡¡Pero son las que pedían en el formato de los requisitos!!!—dije tratando de arreglar la situación.
—Sí, pero estas fotos no sirven… ¿Te las tomaste en Tijuana, verdad?— Me lo dijo con una seguridad que todavía me molesta.
—Sí… ¿Hay alguna nueva regla que diga que uno NO se puede tomar fotos para título en Tijuana?— dije irónica.
—No, pero es que regularmente las fotos de Tijuana no sirven, y pues éstas tampoco. Tienes que traer fotos nuevas, que no sean digitales.
—Estas no son digitales, el muchacho que me las tomó me dijo que NO son digitales, que eran exclusivas para los títulos de la UABC— dije tratando de argumentar algo y ahora visualizando mi dinero yendo por el sanitario.
—Pues no sirven.—Dijo ignorando las fotos con mi peinado dificilísimo que después de 4 botes de spray había logrado mantener mi cabello lacio fuera de la frente.
No importaron mis argumentos de Yo-vengo-desde-Tijuana-a-hacer-el-trámite, ni valieron mis quejas por NO informar que es-mejor-que-te-las-tomes-enfrente-de-la-iglesia-Inmaculada-aquí-en-Mexicali o al menos decir: Si-te-tomas-fotos-en-Tijuana-nos-burlaremos-de-ti-en-tu-cara.
Era la 1:20 p.m. cuando salí de Servicios Escolares, con mis papeles hermosa e inútilmente acomodados, la espalda sudada por el maldito calorón de agosto, y un profundo coraje y frustración: Nuevamente, no había podido hacer un mugre trámite, y lo peor era que mis fotos me gustaban mucho. Ahora voy a tener que hacer estampitas con ellas, para que con el GENIO que me cargo, puedan pedir deseos... ¡De seguro se los cumplo!
A inicios de este año, haciendo un tremendo esfuerzo, me decidí: Sacaría todos los documentos necesarios y haría TOOOOOOOODOS los trámites para obtener ese papelito.
Aunque mis estudios los hice en Mexicali, intenté hacer el trámite desde Tijuana, sin embargo “la amabilidad” que caracteriza a las de Servicios Escolares en esta ciudad me hizo desistir. Sin embargo, organizada, decidida y sobre todo “enfocada” en mi propósito, fui compilando todos los documentos que se requerían. Al final de todo dejé lo de las fotos-con-blusa-clara-no-escotadas-sin-retoque-maquillaje-y-peinado-discreto.
Por supuesto que para sacarme la foto tenía que ir a que me peinara mi Divo, quien no me perdonaría que su “creación” (corte de toda la vida) se viera mal en las fotos “más importantes de mi vida profesional”. Así que adecuándome a su agenda, decidí ir un sábado (extremadamente temprano para mi gusto) para alcanzar a tomarme las fotos con la piel y ojos descansado por la recuperación de un sueño profundo.
Entre el peinado (discreto) y el maquillaje (más que discreto) me pasé media mañana en la estética, pero ya estaba lista y ya tenía mi “cita” [así lo escribieron en un papelito] para la foto. No quería hacer ningún movimiento para no despeinarme y arruinar con eso mi inversión. El fotógrafo hizo su profesional trabajo, muy seguro de sí mismo, y expresando su amplia experiencia en tomar las fotografías para el título de la UABC me cobró como si además me hubiera peinado y pintado. El lunes siguiente fui por las fotos y ya tenía todo listo para el logro de la misión.
Llegó el día en que pude ir a Mexicali a realizar mi trámite, hice mis filas respectivas: fila para tomar un número de atención, fila para pagar, fila pare recoger una documentación, fila para hacer fila, etcétera. Pero por fin llegué al mostrador, yo como siempre súper organizada, llevaba TODOS mis papeles en orden, con hojas-transparentes-protectoras para que nada les pasara a mis valiosos documentos y mis fotos carísimas.
La chica revisa mi documentación y con cara de qué-demonios-te-pasa-,-por-qué-me-traes-estas-fotos, me dice:
— Estas fotos no sirven.
—(¡!!!¡¡!¡!¡¡!¡!¡!).—Yo con mi cara de “What” no daba crédito a lo que estaba escuchando. — ¡¡¡Pero son las que pedían en el formato de los requisitos!!!—dije tratando de arreglar la situación.
—Sí, pero estas fotos no sirven… ¿Te las tomaste en Tijuana, verdad?— Me lo dijo con una seguridad que todavía me molesta.
—Sí… ¿Hay alguna nueva regla que diga que uno NO se puede tomar fotos para título en Tijuana?— dije irónica.
—No, pero es que regularmente las fotos de Tijuana no sirven, y pues éstas tampoco. Tienes que traer fotos nuevas, que no sean digitales.
—Estas no son digitales, el muchacho que me las tomó me dijo que NO son digitales, que eran exclusivas para los títulos de la UABC— dije tratando de argumentar algo y ahora visualizando mi dinero yendo por el sanitario.
—Pues no sirven.—Dijo ignorando las fotos con mi peinado dificilísimo que después de 4 botes de spray había logrado mantener mi cabello lacio fuera de la frente.
No importaron mis argumentos de Yo-vengo-desde-Tijuana-a-hacer-el-trámite, ni valieron mis quejas por NO informar que es-mejor-que-te-las-tomes-enfrente-de-la-iglesia-Inmaculada-aquí-en-Mexicali o al menos decir: Si-te-tomas-fotos-en-Tijuana-nos-burlaremos-de-ti-en-tu-cara.
Era la 1:20 p.m. cuando salí de Servicios Escolares, con mis papeles hermosa e inútilmente acomodados, la espalda sudada por el maldito calorón de agosto, y un profundo coraje y frustración: Nuevamente, no había podido hacer un mugre trámite, y lo peor era que mis fotos me gustaban mucho. Ahora voy a tener que hacer estampitas con ellas, para que con el GENIO que me cargo, puedan pedir deseos... ¡De seguro se los cumplo!
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aLeX mC.