Cruces porcentuales


Por azares del destino he estado viviendo en Baja California por más años de los que hubiera pensado que lo haría. Primero en el gran calorón de Mexicali y desde hace algunos años en la violenta Tijuana. Muchos repreguntan cómo es que puedo seguir viviendo acá con tanta inseguridad; sin embargo, uno encuentra otros motivos para permanecer.

Siempre me ha resultado sorprendente ver a todos los que están a un lado de ‘la barda’ (laminas rojas que dividen a México de Estados Unidos) intentando cruzar al sueño americano; veo como también muchos de los que no han podido cruzar, limpian vidrios o lo que tengan que hacer para sobrevivir. Otros tantos tratan de calmar el hambre con drogas de fácil acceso, y uno los puede ver ‘picándose’ a cualquier hora del día y en los lugares más transitados.

Uno de los escenarios más tristes de Tijuana (porque hay bastantes) es ver todas las cruces de madera que cubren la barda ubicada enfrente del aeropuerto de la ciudad. Éstas fueron colocadas para conmemorar a todos aquellos que han muerto en su intento de cruzar la frontera; algunas tienen nombre, pero la gran mayoría dicen: No identificado.

A veces me pregunto si todos aquellos que veo brincando la barda para irse a los Estados Unidos lo lograrán o pronto veré su cruz enfrente del aeropuerto, con su nombre o con la leyenda más triste que puede tener alguien que puede ser un hijo, un hermano, un esposo o padre.

Y lo que siento mucho peor, es que al final, después de años, éstos sólo se convertirán en gráficas, números y porcentajes.

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